De pronto la oyes cantar, irradia alegría, lo percibe todo. Habla como una niña, ingenua, romántica, generosa. La idea le encanta, ...soy una cartera que fue rural y cuando empecé a trabajar en el Calvario, yo tenía una gran familia. Era una cría y un compañero me enseñó a repartir, ¡qué tiempos aquellos!...; dice ahora apasionadamente.
Las paparotas y las fiestas, casi siempre fueron cosa suya, de raza le viene al galgo
Nada menos que un tractor, se trajo un compañero y, en una tarde, se amuebló la oficina recién pintada, con mobiliario acorde a las circunstancias, se hizo por decisión unánime, sin contar con la oficialidad... Poco a poco, fue surgiendo un orden -desordenado-, una manera de hacer. adaptada a las necesidades y a los usos autónomos de cada cual, ya fuera un titular de oficina auxiliar o un enlace, ya fuera un fijo o un eventual...
¡Qué tiempos aquellos!
©Baldomero Gómez (yo soy Galmier Zemog)